El presidente de Bodegas de Argentina reclamó baja de impuestos y menor burocracia.
El Agasajo de Bodegas de Argentina realizó una nueva edición en el marco de la Vendimia 2025 y transcurrió este sábado 8 de marzo en el Espacio Arizu, de Godoy Cruz, Mendoza. En el lugar citado, más de 600 personas del sector vitivinícola, empresarial, político y público en general se reunieron a partir de las 12.30 horas en el tradicional encuentro.
Los discursos estuvieron a cargo del Presidente de Bodegas de Argentina, Walter Bressia; del titular de ARCA, Juan Pazo, y del Gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo. También, el intendente de Godoy Cruz inició la tarde con unas palabras. Diego Costarelli contó cómo es el trabajo que se realiza en la comuna que dirige para lograr estos objetivos. "Impulsamos una asociación inteligente, planificada y transparente entre el sector público y los privados. Estamos convencidos de que es el camino correcto no sólo para aprovechar el potencial de este Espacio Arizu, sino para que Mendoza siga creciendo y para que Argentina salga adelante y esté a la altura de lo que el mundo espera de ella", indicó.
Además, en el Agasajo de BdA se contó con la presencia de ministros nacionales y provinciales, legisladores y autoridades nacionales, provinciales y municipales. Al igual que asistieron representantes de distintas instituciones, tanto públicas como privadas. Y se agradeció al presidente de la Nación, Javier Milei, quien no pudo asistir debido al temporal ocurrido en Bahía Blanca y los fallecimientos que, lamentablemente, sucedieron en aquella ciudad.
En su discurso, el Presidente de Bodegas de Argentina (BdA), Walter Bressia, destacó en primera instancia que en esta vendimia 2025, a diferencia de años anteriores, la vitivinicultura se encuentra en el centro de la escena nacional y provincial. "A una de las industrias más controladas y reguladas del país, parecen llegarle poco a poco los esperados y tantas veces reclamados cambios que hacemos desde este atril", subrayó para dar inicio, luego de los pertinentes agradecimientos.
Seguidamente, la principal figura de la cámara empresaria describió que las preferencias de los consumidores y la innovación de otras bebidas corren a una velocidad que supera la propia capacidad transformadora del sector: "Es tiempo de cambios profundos para una nueva vitivinicultura argentina, moderna, competitiva, con menos regulaciones, menor intervención estatal, menor burocracia, mayor libertad para realizar negocios y previsible".
Asimismo, Bressia señaló que fue un año diferente, en el que hubo un cambio de foco y de atención. "Pasamos de trabajar en el día a día de lo posible, a la mirada esperanzadora del mediano plazo. Pero también es cierto que las ventas no llegaron, el crecimiento está estancado y seguimos adelante con la resiliencia que nos caracteriza. Trabajamos incansablemente para que se reviertan las tendencias", aseguró.
"-Apoyamos la gestión del Presidente Javier Milei, la estabilización de las variables macroeconómicas y las reformas del Estado encaradas.
-Apoyamos la desregulación de las actividades, dejando de intervenir desde un escritorio a la actividad económica real.
-Apoyamos la apertura de la Argentina al mundo para que cada vez más, el trabajo de los argentinos, pueda estar en la mesa de los consumidores internacionales.
-Apoyamos la estabilidad económica para poder prever el futuro y dejar de tener los sobresaltos que impiden trabajar en el largo plazo.
Se dieron pasos muy importantes tales como quitar regulaciones de los precios en el mercado local, flexibilizar los pagos al exterior, eliminar las retenciones para economía regionales, derogar ley de contratos de compra de materias primas en Mendoza y corregir regulaciones propias del vino", enumeró el presidente de BdA, agradeciendo a las autoridades por haber hecho participe a la institución para identificarlas y aportar soluciones.
Igualmente, quien conduce la presidencia de BdA marcó que la industria necesita otros estándares de competitividad, que ayudarían para:
-Alcanzar una reforma tributaria que quite el peso del Estado en los emprendimientos privados.
-Diseñar un Instituto Nacional de Vitivinicultura al servicio de los consumidores y de las empresas.
-Recuperar competitividad a través de flexibilidad laboral y menores costos al trabajo.
-Modificar la ley de vinos que impone restricciones a las empresas y a las autoridades que pretenden flexibilizar.
-Acordar con los mercados de destino aranceles que nos pongan en igualdad de condiciones con otros países productores.
-Alcanzar una distribución del agua justa y equitativa en Mendoza.
-Direccionar responsablemente los aportes económicos hacia la promoción en los mercados foco.
Así, Bressia insistió en incentivar la demanda en lugar de regular la oferta: "Producir lo que queremos en lugar de lo que necesitamos, es parte del pasado. La cadena de valor se construye desde los consumidores hacia la producción, y no a la inversa. Es una verdad tan incómoda como real que domina los tiempos actuales. Desde nuestro lugar, estamos dispuestos a apoyar todo aquello que funcione en este sentido y a castigarlo si es contrario".
Según su análisis, la vitivinicultura argentina tiene un modelo único, caracterizado por la diversidad de climas y suelos, el origen de las inversiones y los tamaños de las empresas que la componen. Su asociatividad, la defensa de sus intereses, el apoyo a su desarrollo competitivo, relaciones sinérgicas y el mejoramiento de la comunidad toda, son los principales propósitos de Bodegas de Argentina.
"Trabajamos en toda la cadena de valor y en las nuevas actividades conexas como el Enoturismo y la certificación de la Sostenibilidad de las empresas, que ya supera 350 locaciones pertenecientes a 120 empresas. El desequilibrio de las variables económicas del pasado tuvo impacto en los salarios de los trabajadores vitivinícolas. Desde nuestra institución impulsamos las mejoras salariales posibles y abogamos por mantener el terreno recuperado, frente al flagelo de la inflación", afirmó Bressia.
Por último, hizo énfasis en la necesidad del sector de revertir la retracción de la vitivinicultura, construir confianza en los clientes internacionales, mejorar la competitividad, volver a la inversión, al crecimiento y al entusiasmo por la actividad. Al tiempo que invitó a celebrar una nueva cosecha, resultado del trabajo de esta vendimia 2025: "Es tiempo de renovar la esperanza".