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El futuro incierto de Siria tras la caída de Al Assad

Tras 13 años de guerra civil, derrocaron al régimen y el liderazgo fue asumido por un exyihadista, Abu Mohammed al Jawlani.

Lunes, 9 de Diciembre de 2024
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Abu Mohammed al Jawlani, el nuevo líder de Siria, asumió un rol central tras la caída del régimen de Bashar al Assad. Su trayectoria está marcada por su vinculación con grupos yihadistas como Al Qaeda y el Frente Nusra, pero su discurso reciente promete un cambio hacia un liderazgo inclusivo.

En su primer mensaje desde la mezquita principal de Damasco, declaró que la victoria era "de todos los sirios" y prometió reconstruir un país devastado por 13 años de guerra civil. Sin embargo, su historial genera dudas sobre su capacidad para cumplir con estas promesas.

Al Jawlani nació entre 1975 y 1979, según diferentes fuentes, y antes de unirse al movimiento yihadista estudió medicina. Su ascenso comenzó en Irak, donde se unió a Al Qaeda tras la invasión liderada por Estados Unidos en 2003. Posteriormente fue detenido en el Campamento Bucca, un lugar conocido por reunir a futuros líderes del Estado Islámico. Allí entabló relaciones con figuras clave del grupo, incluyendo a Abu Bakr al Baghdadi, quien le asignó la misión de establecer una resistencia contra Al Assad en Siria durante la llamada "Primavera Árabe".

El contexto internacional y la caída de Al Assad

La caída del régimen de Al Assad ocurrió en un momento de cambios globales y regionales. Rusia, enfrentando una guerra prolongada en Ucrania, y Irán, involucrado en conflictos con Israel y grupos como Hamas y Hezbollah, disminuyeron su apoyo efectivo al dictador sirio. Este vacío permitió que las fuerzas lideradas por Al Jawlani avanzaran rápidamente. En solo 14 días, ciudades clave como Alepo, Homs y Hama cayeron antes de la entrada triunfal en Damasco, que ocurrió casi sin resistencia. Al Assad huyó a Rusia, donde recibió asilo de Vladimir Putin.

Por otro lado, la reciente elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos también influyó en el desenlace. Trump ha manifestado una política de no intervención, dejando a Siria bajo la influencia de actores regionales como Turquía. Recep Tayyip Erdogan, presidente turco, emerge como uno de los principales beneficiarios. Con alrededor de la mitad de los refugiados sirios bajo su control, Erdogan tiene ahora mayor capacidad para influir en la política siria.

Retos y perspectivas para el futuro

El nuevo liderazgo en Siria plantea preguntas sobre el rumbo del país. Al Jawlani intentó distanciarse del extremismo que marcó sus inicios, rompiendo con Al Qaeda y el Estado Islámico. Incluso ha adoptado una nueva bandera que rememora la utilizada durante la "Primavera Árabe". Sin embargo, las comparaciones con Afganistán, donde los talibanes volvieron al poder con un discurso moderado pero reinstauraron políticas restrictivas, generan preocupación. En particular, la comunidad internacional observa cómo el nuevo régimen abordará los derechos de las mujeres y las minorías, así como la reconstrucción económica y social del país.

Además, Siria sigue dividida en distintas áreas de control. Mientras Al Jawlani lidera el noroeste con Hayat Tahrir al Sham (HTS), Turquía mantiene presencia en el norte combatiendo a las fuerzas kurdas, y Rusia conserva bases militares, aunque con menos capacidad operativa. Israel también ha intensificado sus acciones preventivas en la región, atacando áreas limítrofes para establecer zonas de seguridad.

A nivel global, Rusia e Irán son los grandes derrotados con la caída de Al Assad, perdiendo influencia en un país que solía ser un bastión estratégico. Mientras tanto, Erdogan emerge fortalecido, y Estados Unidos, bajo el liderazgo de Trump, se mantiene al margen, enfocándose en sus propios intereses.

La revolución en Siria representa un nuevo capítulo en la compleja historia de Medio Oriente. Con millones de refugiados desplazados y un país devastado por la guerra, la tarea de reconstrucción será inmensa. Aunque Al Jawlani ha prometido una "Siria para todos", su capacidad para cumplir estas palabras será evaluada por una población cansada de conflictos y por una comunidad internacional que observa con escepticismo.