Es la única de los cinco hermanos Bergoglio que está viva. El momento en que se enteró que Jorge pasaría a ser Francisco, cambió también su vida para siempre.
Este lunes 21 de abril falleció el papa Francisco a los 88 años, su partida conmocionó al mundo entero. Pero principalmente a la poca familia que aún le queda en Buenos Aires, esa que vio a Jorge Bergoglio transformarse en uno de los hombres más importantes del planeta.
Mario José Bergoglio y Regina María Sivori tuvieron cuatro hijos: Oscar Adrián, Marta Regina, Alberto, Elena y Jorge. Tras la muerte de papa, sólo queda uno: Elena, ella era la más chica.
Francisco contó en algún momento que llamaba por teléfono a su hermana Elena ,la menor de los cinco que hoy tiene 76 años. Ama de casa, es separada y tuvo dos hijos.
Pero doce años atrás todo cambió, su hermano Jorge dejó de ser tal para asumir el nombre de Francisco, y envuelta en una gran emoción, Elena contó -en aquel momento - cómo se enteró de la noticia más importante.
"Cuando escuché el Habemus Papam me instalé frente al televisor. Ni se me ocurría que iba a ser mi hermano, él no quería ser papa, antes de subir al avión me llamó y me dijo: Chau nena hablamos a la vuelta. Lo vi salir al balcón y casi me muero. Me largué a llorar y no paré, la emoción me superó", admitió emocionado.
Aunque es 12 años menor que Jorge, hoy Elena atraviesa un delicado estado de salud y vive al cuidado de monjas en Provincia de Buenos Aires. Sus otros tres hermanos fallecieron antes de que Francisco asumiera al frente del Vaticano.
"Él siempre fue un hermano muy compañero", recordó en su momento en diálogo con diario La Nación. Pero lo cierto es que nunca más volvió a verlo. Según indicó, esta situación se dio por las obligaciones que tuvo con la Iglesia por su rol institucional.
Lo vio por última vez cuando él partió a Roma para asistir al cónclave que lo convirtió en papa Francisco, en marzo de 2013. Pero siempre mantuvieron una relación entrañable y cercana, que no se deterioró con la distancia.
Aunque lamentablemente nunca más pudo ver al único hermano que le quedaba vivo, recuerda con mucha emoción el momento en que recibió su llamado. "Hola, soy Jorge", dice que se presentó del otro lado de la línea.
Fue en marzo de 2003, cuando Elena habló sobre el nuevo camino que emprendía su hermano y se animó a decir cómo imaginaba que sería el papado del primer pontífice latinoamericano.
"Fue cuestión de segundos. Apenas nombraron a mi hermano, el teléfono comenzó a sonar. Y así estuvo todo el día. Tampoco pude dormir mucho. Lo primero que pensé fue que las cosas ya no iban a ser como antes. Y me parece que no me equivoqué. Mi vida realmente cambió", había relatado en aquel momento a medios nacionales.
"Va a ser duro para mi hermano estar tan lejos de su casa. El ama Buenos Aires. A veces pienso que el rol del Papa es una tarea muy solitaria", afirmaba.