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El caso del "hombre de las mil caras": el asesino serial que se hacía cirugías para escapar de la Justicia

Luis Raúl Menocchio nació en el seno de una de las familias más ricas de la provincia de Misiones. Su vida estuvo llena de lujos y privilegios, pero él eligió el camino del crimen y la manipulación.

Miercoles, 11 de Setiembre de 2024

A fines de los 70, Luis Raúl Menocchio era uno de los miembros de la alta sociedad de la provincia de Misiones y su encanto se basaba en la riqueza e influencia que poseía su padre. Su infancia y adolescencia había estado llena de lujos y privilegios, y todo parecía indicar que su futuro sería igual de beneficioso.

Nadie hubiese creído que, muchos años después, aquel chico introvertido y tartamudo se convertiría en un asesino serial sanguinari oy que llevaría a cabo los actos más insólitos para escaparse de la Justicia.

Es que Menocchio, o "el hombre de las mil caras" como lo apodaron posteriormente, se sometió a una serie de cirugías estéticas para cambiar sus facciones y se borró las huellas digitales con ácido para evitar que lo identificaran luego de cometer múltiples homicidios.

Entre la opulencia y el crimen

Luis Raúl Menocchio nació en Posadas en 1962 y fue hijo de uno de los empresarios más influyentes de Misiones, Raúl Menocchio. Sin embargo, a diferencia de su padre, "El gusano" -como lo llamaban cariñosamente sus allegados por su apariencia física- era soberbio y siempre sacaba a relucir la riqueza que poseía su familia. Por eso, durante su juventud, se rodeó de muchas personas interesadas en su poder económico.

Menocchio pasó algunos años en la ciudad de Resistencia, en Chaco, donde conoció a la mujer que sería su esposa. Poco tiempo después de casarse, se mudaron a Posadas y tuvieron dos hijos, pero la relación no duró y se separaron.

En 1992, "El gusano" se mudó a Paraguay, país al que llegó como un empresario millonario con un futuro prometedor. Por eso, comenzó a vincularse con personas de mucho poder y se pasaba las noches de fiesta en fiesta. Así fue cómo, al poco tiempo, ingresó al mundo de las drogas y se hizo adicto a la cocaína.

La vida de Luis Raúl Menocchio era digna de una película: compraba yates, mansiones y camionetas, al mismo tiempo que se movía siempre con guardaespaldas y en un jet privado. En esos años, fundó una red de empresas de canales de cable y llegó a tener 20 filiales. Podía decirse que estaba teniendo mucho éxito en el país vecino.

Pese a ello, con el tiempo, "El gusano" se volvió violento e impredecible. Lo vinculaban a redes de narcotráfico y decían que golpeaba a las mujeres con las que mantenía vínculos efímeros. Pero todo escaló rápidamente en la madrugada del 16 de agosto de 2004.

Esa noche, Menocchio fue a un pub llamado "Puerto Madero" y, horas más tarde, abandonó el local junto al dueño del lugar, Eduardo Maciel, y una mujer que se presume que era la pareja de este último, Graciela Méndez. Esa fue la última vez que vieron a Eduardo y a Graciela, hecho que inició una búsqueda por parte de las autoridades paraguayas.

En este escenario, Luis Raúl se convirtió en el principal sospechoso, pero se negó a colaborar con la Policía. Incluso, cinco días más tarde, se fugó de Paraguay y volvió a la Argentina.

El 27 de agosto de ese mismo año, efectivos policiales encontraron dos tambores sellados con cemento al costado de la ruta en la zona de Laguna Grande, de la localidad de San Lorenzo. En su interior, estaban los cuerpos de Maciel y Méndez, ambos tenían disparos en la cabeza y en el pecho.

La Justicia paraguaya allanó el domicilio de Menocchio, donde encontraron pruebas que lo incriminaban en los crímenes de Maciel y Méndez. Por este motivo, se emitió una orden de captura internacional junto a Interpol y lo buscaron incansablemente. Sin embargo, no encontraron ni un solo rastro de él.

El hombre de las mil caras

Un año más tarde del doble crimen en Paraguay, otro hecho estremeció a la provincia de Corrientes. El 10 de marzo de 2005, el productor de cine Claudio Javier Nozzi fue encontrado muerto en la costa de la localidad de Itatí. El cadáver del hombre flotaba en el río Paraná con un disparo en la cabeza y estaba atado de manos y pies a un ancla.

A principios de ese mes, el productor había partido desde Buenos Aires en un barco de lujo con destino a Corrientes. Ese viaje lo hizo en compañía de Hugo Jara, quien supuestamente era su secretario. La Policía encontró a Jara en un yate durante un rastrillaje en el Río Paraná, y lo detuvo junto a toda la tripulación.

Una vez detenido, se descubrió que Jara era en realidad Luis Raúl Menocchio: se había hecho una serie de cirugías estéticas para cambiar su apariencia, se tiñó de rubio, se depiló las cejas y se borró las huellas dactilares con ácido.

Hasta 2009 estuvo tras las rejas, pero luego fue liberado después de que se determinara que no había pruebas suficientes que comprobaran su autoría en el crimen.

Lejos de reinsertarse en la sociedad y alejarse de los crímenes, Menocchio volvió a estar bajo la lupa en 2011, dos años después de salir de prisión.

En esta ocasión, "el gusano" se vio involucrado en un doble homicidio en Corrientes: los cuerpos de Manuel Roseo, un terrateniente de 75 años, y su cuñada Noelia Bartolomé fueron encontrados en el campo donde vivían con signos de tortura.

El administrador de la estancia logró sobrevivir a pesar de también haber sido golpeado y confirmó que entre los cuatro agresores que atacaron ese día, se encontraba Luis Raúl Menocchio.

En ese momento, la hipótesis más fuerte era que Luis le había pagado 6 millones de dólares a Roseo por un terreno de 50 mil hectáreas. Sin embargo, días más tarde, el homicida habría vuelto al lugar para asesinarlo y quedarse con el dinero.

La condena

Poco tiempo después del doble crimen en Corrientes, la querella de la causa que investigó la muerte del productor Claudio Nozzi presentó nuevas pruebas y se ordenó una orden de captura contra Luis Raúl Menocchio. Esta vez, su caso fue llevado a juicio oral.

Finalmente, el 30 de mayo de 2012 fue declarado culpable y condenado a cadena perpetua. En 2013, le dieron una segunda perpetua por el homicidio de Manuel Roseo y Nélida Bartolomé. Sin embargo, nunca fue juzgado por el asesinato de Eduardo Maciel y Graciela Méndez en Paraguay.

TN