Emiliano Martínez tenía la sangre en el ojo por el gol que le habían marcado a los cinco minutos de juego, donde su defensa se desorientó y él no tuvo la mejor reacción ante el remate del mexicano Raúl Jiménez.
El empate veloz de Morgan Rogers había nivelado las cosas en el Craven Cottage, pero el Fulham volvía a tener la oportunidad de pasar adelante en el marcador con un penal. Dibu no lo permitió.
El centro de Kenny Tete a los 23 minutos había caído en la cabeza de Jiménez: su remate pegó en la mano del polaco Matthew Cash, que tenía su brazo demasiado extendido dentro del área. El juez Darren England no pitó en ese momento, pero fue llamado por el VAR. Ahí sí no tuvo dudas: era penal para el dueño de casa.
El belga nacionalizado brasileño Andreas Pereira se hizo cargo de la ejecución, pero sabía que del otro lado había un especialista. El hijo del ex futbolista Marcos Pereira, que nació en Europa mientras su padre jugaba en ese territorio, fue lentamente hacia la pelota, e incluso ensayó un salto antes de patear con el fin de esperar a Martínez. Pero el arquero de la selección argentina se lanzó hacia su izquierda y agarró sin problemas un remate rasante débil.
Automáticamente se dio vuelta, miró a la tribuna y empezó una serie de festejos besándose el escudo de la camiseta de los Villanos. Si bien la transmisión oficial no mostró completa la celebración, las cámaras de los fotógrafos tomaron la particular celebración que ensayó lanzando un beso a los fanáticos.