El caso ha generado gran polémica en Brasil y ha llevado a la ONU y a organismos de derechos humanos a pedir investigaciones independientes.
Mientras que las otras dos pruebas periciales dieron resultados "inconclusos".
Hasta el momento, la cifra de muertos no está clara y varía según la fuente. Según cifras de la Defensoría Pública, una institución pública que recopiló los datos, el balance de fallecidos llega a 132, pero el Gobierno regional solo ha confirmado 121 (117 civiles y cuatro agentes de seguridad).
Según la policía, "por lo menos" 97 personas tenían antecedentes criminales "relevantes" y 59 eran buscados por órdenes judiciales de detención.
Otros 17 no presentaban antecedentes criminales. Sin embargo, la Policía consideró que 12 de ellos "demostraron indicios de participación" en el narcotráfico en sus redes sociales.
"Esta mínima fracción de narcoterroristas neutralizados que no tenían antecedentes penales ni imágenes en redes sociales portando armas o demostrando vínculos con facciones criminales no significa nada. Si no hubieran reaccionado al abordaje de los policías, habrían sido detenidos", según el secretario de Policía Civil de Río de Janeiro, Felipe Curi, citado en el infome.
Además, el informe detalló que 62 de los fallecidos eran foráneos al estado de Río de Janeiro, la mayoría oriundos de los estados de Pará (19), de Bahía (12), Amazonas (9) y Goiás (9). El resto se divide entre Ceará, Paraíba, Maranhí£o, Mato Grosso, Espírito Santos, Sí£o Paulo y Distrito Federal.
El informe reveló la presencia de líderes de grupos armados de al menos 11 estados del país vinculados al Comando Vermelho refugiados en Río de Janeiro.
"La investigación concluida es el verdadero retrato del escenario del que he estado hablando insistentemente. Fue un duro golpe para la delincuencia. Entre los que murieron al reaccionar a la acción de las fuerzas policiales, había varios líderes criminales", expresó el gobernador del estado, Cláudio Castro, en un comunicado.
El megaoperativo policial en los complejos de favelas Penha y Alemí£o, que movilizó a 2.500 agentes, tenía como objetivo combatir el Comando Vermelho.
El caso ha generado una fuerte polémica en Brasil y ha llevado a la ONU y a organismos de defensa de derechos humanos a pedir investigaciones independientes.