En una muestra de lo que sucede cuando sí importa la diplomacia, el expresidente de Uruguay reconoció que su crítica "fue grosera".
Al contrario de como pasa con otros mandatarios con pocas aptitudes para la diplomacia y cero interés por mantener la calma, el expresidente de Uruguay José Pepe Mujica reconoció esta semana que su opinión sobre el actual liderazgo de Cristina Kirchner en el peronismo fue "no fue para nada diplomática" sino que "fue grosera".
En una suerte de mea culpa público, el exmandatario de Uruguay reorganizó sus ideas con respecto a Cristina Kirchner, con quien no siempre compartió las mismas opciones pero siempre se mantuvo en la misma vereda.
La expresidenta "es un fenómeno, probablemente en Argentina no hay quien goce de un cariño de las masas de cierto sector, un 30% o 40% de la población argentina, que la quieran tanto. Tiene un peso subliminal tremendo, es una mujer admirable y excepcional", explicó Pepe Mujica en declaraciones a la emisora Radiomundo, de Uruguay.
La semana pasada Mujica, de 89 años, había dicho en una entrevista con AFP que "ahí está la vieja Kirchner en la Argentina, al frente del peronismo. En lugar de ponerse de vieja consejera y dejar nuevas generaciones, no, está jodiendo ahí", y agregó: "¡Cómo les cuesta largar el pastel!", en referencia también a otros exmadatarios latinoamericanos, como Nicolás Maduro y Evo Morales.
Pero esta semana la narrativa fue otra: "Pienso que los grandes referentes, y no hay otro referente del peronismo más grande que la señora Cristina Kirchner, debería usar su poder para bucear, buscar y empujar que se procesen nuevas generaciones", consideró Mujica.
En la misma entrevista radial el exmandatario señaló que "creer que se puede llevar adelante una sociedad emitiendo y emitiendo, la historia ha demostrado que es una falsa perspectiva que termina en tragedia las más de las veces", y que "es probable que el movimiento peronista tenga que aceptar esto", lo que "va a llevar tiempo y va a requerir nuevos dirigentes".