El método Bukele contra la delincuencia, entre ellos el Centro de Confinamiento para los Terroristas (Cecot) continúa siendo ampliamente cuestionado. El director del recinto aseguró que albergan a "lo peor de lo peor".
Los criminales más peligrosos de El Salvador miran hacia el pasillo, a través de las rejas de unas jaulas empotradas. Casi no llega la luz del sol, no hay ventanas, el techo es extremadamente alto y es "intensamente claustrofóbico". Así describió un grupo de periodistas de CNN al Centro de Confinamiento de Terroristas (Cecot) de Nayib Bukele.
También conocida como la "megacárcel de Bukele", el Cecot es el hogar de cientos de prisioneros que han sido acusados de asesinato, narcotráfico y mafia, y que pertenecen a peligrosas pandillas como la Mara Salvatrucha y Barrio 18.
Con el controvertido estado de excepción en El Salvador, el presidente salvadoreño dio la orden de tolerancia cero contra los pandilleros, por lo que muchos de los reos han sido detenidos sin ser informados del motivo y sin una sentencia en su contra.
Ahora, visten una polera y shorts blancos, calcetines y sandalias. A todos se les rapa la cabeza, dejando ver con mayor claridad los tatuajes que muchos tienen sobre el rostro y cráneo.
Un equipo de CNN hizo una visita privada al lugar y entregó detalles exclusivos sobre cómo viven los prisioneros de la megacárcel de El Salvador. Esto fue lo que relataron.
El Cecot o la "megacárcel" fue inaugurado hace casi dos años, pero se ha convertido en uno de los pilares que sostienen la popularidad de Nayib Bukele. Es el ícono de la "lucha contra las pandillas" que logró "limpiar" las calles de homicidios, violencia, tráfico y otros crímenes.
Sin embargo, son muchas las organizaciones y periodistas que han denunciado las detenciones arbitrarias, tratos inhumanos, torturas e incluso muerte de los prisioneros.
"El trato cruel que reciben los hombres se ve claramente en todo Cecot", escribieron los periodistas que visitaron la cárcel.
Lo primero que vieron fue más de 20 celdas grupales que albergan a unos 80 reclusos.
En ellas, destaca la limpieza meticulosa, pero también que los únicos muebles que existen son unas camas metálicas que no tienen colchones, sábanas y mucho menos almohadas.
Para el baño, hay un retrete abierto, un recipiente hecho de cemento y un cubo de plástico para lavarse.
También tienen una jarra grande para beber agua.
Algunos de los prisioneros están de pie con una postura desafiante intentando mirar a los periodistas, mientras que otros yacen sentados, inmóviles y con las piernas cruzadas, evitando hacer contacto con ellos o sus cámaras, "casi avergonzados".
De las 24 horas del día, los reos permanecen 23 horas y media encerrados en las celdas. En la media hora "libre", pueden salir al pasillo central para hacer ejercicio o leer la Biblia.
Cuando es hora de comer, se les lleva platos de comida directamente a las celdas, pasándolos por una pequeña ranura. Nunca les sirven carne.
"Lo que reciben para desayunar son frijoles, queso o una mezcla de arroz y frijoles. Tal vez plátano macho y una taza de café o atole (una bebida de maíz)", le dijo a CNN el director del Cecot, Belarmino García.
Para el almuerzo, les sirven arroz, pasta y una bebida. Y la cena es igual al desayuno.
"Aquí no existe la carne, aquí no existe el pollo, aquí no existen los menús especiales para nadie".
Ninguno de los 10.000 a 20.000 prisioneros que están en la cárcel volverá a tener privacidad ni comodidad.
Los guardias que los vigilan están completamente armados y enmascarados, y atentos a cada movimiento que sucede dentro y fuera de las celdas.