Jorge Bergoglio realizó el encuentro ante una multitud conformada casi por la mitad de la población del país asiático, el cual tiene un total de 1,3 millones de habitantes.
Este martes,durante su segunda y última jornada en Timor Oriental, el Papa Francisco presidió una misa al aire libre ante 600.000 personas, casi la mitad de la población del país, sobre la explanada de Taci Tolu. Este es el mismo lugar donde Juan Pablo II celebró una histórica misa en 1989 ante una multitud.
Al estar frente al Santo Padre los fieles del pequeño pueblo del sudeste asiático lloraron de la emoción, varios de ellos llevaban remeras con su rostro, alzaban a bebes y niños en brazos e incluso arrojaron "tais" (la chalina local) al suelo por donde pasaba el papamóvil.
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"Estamos felices, el Papa es el representante de Cristo y vino a Timor Oriental y es muy importante para nosotros, es una bendición para nuestro pueblo, para nuestra nación, para la paz y para nuestro desarrollo", manifestó en diálogo con La Nación Filomeno Cardoso, funcionario gubernamental
La ceremonia se celebró en un parque rodeado de áridas colinas, en las cercanías a una plata de arena blanca, bajo un sol abrasador y bastante humedad. No obstante, nadie se quejó por las condiciones climáticas. Al contrario, varios fieles caminaron horas e incluso acamparon en el lugar para poder estar presentes.
"¡Viva el Santo Padre Francisco! ¡Viva! ¡Viva!", exclamó la multitud cuando el Papa Francisco llegó a la explanada, en paralelo, los presentes agitaban banderas del Vaticano y de Timor Oriental.
La misa se realizó en portugués y durante el sermón el Santo Padre expresó: "Pidamos juntos, en esta Eucaristía, como hombres y mujeres, como Iglesia y como sociedad, saber reflejar en el mundo la luz potente y tierna del amor, de ese Dios que, como rezamos en el salmo responsorial, levanta del polvo al desvalido, alza al pobre de su miseria, para hacerlo sentar entre los nobles".
Previamente, el religioso comenzó su agenda visitando un hogar de monjas que atienden a jóvenes con discapacidades físicas y mentales. Además, saludó y besó a enfermos, algunos de ellos en camillas, quienes lo esperaban a la salida de la catedral de la Inmaculada Concepción, donde se encontró con obispos, sacerdotes, diáconos, monjas, seminaristas y catequistas.
"Si la Iglesia está en el centro y no en los confines, es una Iglesia enferma", expresó el Papa al llegar al templo donde agradeció el trabajo de los religiosos de Timor Oriental para llevarlo a los "confines del mundo" y agregó: "Ustedes son el perfume del Evangelio".
La capital del pequeño país asiático se vio revolucionada por la visita de menos de 48 horas del religioso, la cual le costó al gobierno un total de 12 millones de dólares.