Con goles de Sartori y Matías Fernández, la Lepra se impuso en el Gargantini y cortó la mala racha. Jugó con uno menos y resistió hasta el final para salir del fondo de la Zona A.
En una tarde cargada de tensión y esperanza, Independiente Rivadavia volvió a sonreír. El equipo mendocino se impuso 2-1 ante Argentinos Juniors en el estadio Bautista Gargantini, en un partido que tuvo de todo: goles, expulsiones, lluvia y una hinchada que no dejó de alentar.
La Lepra abrió el marcador con un tanto de Fabrizio Sartori, que empujó la pelota tras una jugada colectiva que desbordó a la defensa visitante. Pero la alegría duró poco: Argentinos reaccionó y empató con una definición precisa de López Muñoz, que silenció por un momento a la tribuna local.
El segundo tiempo fue una batalla. Con un jugador menos, Independiente se aferró a su orgullo y encontró el gol de la victoria en los pies de Matías Fernández, que corrió medio campo y definió con clase para el 2-1 definitivo. El Gargantini estalló.
El triunfo no solo le dio aire a la Lepra en la tabla, sino que también renovó el vínculo con su gente. En medio de una campaña irregular, el equipo mostró carácter y dejó claro que todavía tiene algo que decir en el torneo Clausura.