Ayer el presidente de YPF Horacio Marín anticipó que están analizando desde la petrolera una baja en el precio de la nafta y el gasoil para el mes de octubre.
Esta eventual baja en los combustibles sería un hecho inédito en los últimos 5 o 6 años, algo que resulta llamativo en un contexto de alta inflación. La idea de que un argentino pueda pagar menos por el litro de combustible que la semana anterior, en un entorno donde todo tiende a encarecerse, parece casi surrealista. Para poner en perspectiva, en diciembre, el litro de nafta común en Capital Federal costaba 553 pesos, y hoy se encuentra en 1059 pesos, lo que representa un aumento del 85-90% en lo que va del año.
El consumo de combustibles también ha caído, con un retroceso del 5,3% el mes pasado, y una caída del 12% en junio comparado con el año anterior. Ante la pregunta de si esta baja en los precios se trasladará al resto de los productos, la respuesta no es tan sencilla. La magnitud de la baja, que podría ser de entre 20 y 30 pesos dependiendo del tipo de combustible, resulta relativamente pequeña, lo que hace difícil esperar un impacto significativo en los costos de otras actividades que utilizan combustible como insumo.
Es interesante observar cómo, a menudo, cuando se anuncian subas en los precios de la nafta, se argumenta que esto se traslada a otros precios. Sin embargo, cuando hay una baja, no se aplica la misma lógica. El precio de los combustibles en Argentina se encuentra atado al valor internacional del crudo, lo que implica que las fluctuaciones son temporarias y no necesariamente afectan a los precios de manera permanente.
La inflación en Argentina, que ya lleva 20 años, responde a factores más estructurales, como la emisión de dinero, y no a cambios en el precio del crudo. La baja en el precio de la nafta, aunque puede ofrecer un alivio momentáneo, no modifica las causas de la inflación. En sectores donde el combustible tiene un peso significativo, como el transporte escolar, es poco probable que se vean ajustes en las tarifas basados en una baja del 1,5% en el gasoil.
Lo importante de que en la Argentina se ate el precio de la energía al valor internacional del crudo, no es que vamos a recibir siempre bajas, sino que la Argentina pase de exportar un tercio de lo que produce a que produzca mucho más y exporte dos tercios de lo que produce, porque eso es lo que va a traer dólares al país.