El mercado mira al dólar como termómetro. Qué rol tendrán futuros, compras oficiales y bandas para sostener la estabilidad. Qué anticipan en la City.
Eldólar oficial opera este martes 28 de octubre con una suba de $45, a $1505, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negocia con tendencia alcista a $1478,5. En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1493 (2,3%), y el MEP se ubica a $1480 (2,7%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia sin cambios, a $1465.
El resultado favorable al oficialismo en las elecciones legislativas reorganiza el tablero económico y devuelve al dólar su rol de principal termómetro financiero. Durante las semanas previas a la votación, la incertidumbre política había impulsado una demanda extraordinaria de cobertura y dolarización preventiva, llevando al mercado a operar con cautela extrema. Ahora, despejado ese evento, los inversores ajustan sus expectativas hacia un escenario menos defensivo y con el foco puesto en la ingeniería de corto plazo del régimen cambiario.
La pregunta clave ya no es únicamente qué pasará con el tipo de cambio, sino cómo se administrarán los flujos y los instrumentos oficiales para contener la volatilidad y evitar un retorno inmediato a viejas presiones. La dinámica de las tasas, el acceso del Tesoro a dólares para afrontar vencimientos y el desarme de posiciones de cobertura se convierten en los drivers centrales que pueden marcar un punto de inflexión. Cualquier movimiento en la política cambiaria tendrá impacto inmediato en las estrategias de inversión.
El dólar abre esta nueva etapa con una fuerte carga técnica acumulada antes de los comicios. La demanda de instrumentos de cobertura y la intervención pública fueron relevantes para sostener la estabilidad hasta que llegaran los resultados. La cuestión ahora consiste en determinar la secuencia con la que se revertirá esa tensión y si la economía puede pasar a una fase de apreciación cambiaria sin generar desequilibrios adicionales. Con el riesgo electoral reducido, el mercado exige señales rápidas y consistentes.
Desde Mega QM señalaron que alcanzar unnuevo equilibrio cambiariodepende de cuatro factores decisivos. El primero es la necesidad del Tesoro de acceder a dólares para afrontar sus obligaciones en moneda extranjera, lo que agrega presión sobre la demanda del mercado. El segundo elemento es la evolución de los precios internacionales de los commodities, que determinan el volumen de excedente comercial.
El tercer componente relevante es el flujo de inversiones provenientes del exterior, tanto a través de inversión extranjera directa como vía financiamiento. Finalmente, el cuarto factor es el nivel de atesoramiento que el mercado convalide y que puede cambiar drásticamente según las expectativas sobre la estabilidad futura del peso. Cada uno de estos elementos incide directamente en la dinámica de corto plazo del tipo de cambio.
Los especialistas de Mega QM explicaron que el objetivo de las próximas semanas será evitar que la volatilidad vuelva a dominar. La clave consiste en consolidar un proceso donde el mercado cambiario deje de ser un factor disruptivo y opere de forma más previsible. La construcción de confianza y señales claras será indispensable para sostener la calma poscomicios.
Si la estabilidad se fortalece, Mega QM sostiene que el mercado podrá ir migrando gradualmente desde estrategias de cobertura hacia decisiones con mayor plazo y riesgo calculado. Para ello será indispensable que el dólar se mantenga dentro de parámetros esperables, evitando saltos que erosionen la demanda de pesos.
Desde PPI indicaron que la incertidumbre electoral llevó al sector público a ofrecer cobertura en niveles extraordinarios. Estiman que, en los últimos meses, se otorgaron instrumentos de protección cambiaria por un monto cercano a los quince mil millones de dólares. Una parte relevante de esa cobertura fue absorbida a través de intervención del Banco Central en contratos de futuros.
Los expertos de PPI explicaron que, una vez superado el evento electoral, ese posicionamiento técnico puede revertirse y favorecer una apreciación del peso. La menor necesidad de cobertura quitaría presión sobre el mercado y permitiría una corrección en sentido contrario al registrado semanas atrás. El resultado electoral más favorable de lo previsto fortalece esa perspectiva.
El Banco Central, a partir de este contexto, podría avanzar en el desarme de posiciones vendidas, obteniendo beneficios financieros. Ese margen adicional abriría la posibilidad de recomponer reservas mediante compras en el mercado de cambios. Si esas adquisiciones se concretan, el organismo absorbería divisas sin generar tensiones.
PPI considera que el único factor que puede moderar la apreciación es la decisión del Tesoro sobre si intervendrá como comprador de dólares en el mercado. Si realiza compras, podría poner un piso a la cotización y contener la baja.
Mega QM resalta que el equilibrio cambiario no alcanza si el programa financiero del Tesoro no se ordena. Los vencimientos en pesos resultan mucho más exigentes que los de moneda extranjera y, si no se logran extender plazos significativamente, podrían generar tensiones antes de las elecciones presidenciales de 2027.
Además, el nivel de tasas reales vigente es elevado y exige un crecimiento suficientemente robusto o superávits fiscales altos para evitar riesgos de insostenibilidad. Para Mega QM, la nueva referencia central para la economía deja de ser la inflación y pasa a ser la reducción del riesgo país, que debe permitir reabrir el acceso a financiamiento internacional.
La estabilidad del dólar también se juega en la capacidad de moderar la volatilidad de los activos. Un mercado que no oscile al ritmo del miedo genera condiciones favorables para que vuelva la demanda de pesos y los ahorros no busquen refugio inmediato en divisas.
El diagnóstico estructural combina progresos y fragilidades. Mega QM reconoce que el tipo de cambio real recuperó competitividad y hay sectores con potencial inversor. Sin embargo, la falta de reservas y la escasa profundidad del mercado de capitales aún representan limitantes.
PPI considera que el tipo de cambio tiene margen para ubicarse por debajo del techo de la banda cambiaria, gracias a la mejora en expectativas que dejó el resultado electoral. Con una demanda precautoria en retroceso, el peso podría avanzar en una recuperación técnica.
PPI también sugiere que sería una oportunidad para avanzar hacia una mayor normalización del esquema cambiario, incluyendo la eliminación de restricciones remanentes, aunque prevén que el equipo económico actuará con prudencia y sin cambios inmediatos de política.
Mega QM coincide en que el mercado estará atento a la secuencia de señales. Una transición bien gestionada podría habilitar movimientos de inversión que prioricen mayor plazo y menor necesidad de cobertura.
El mercado interpreta que ahora el dólar será el termómetro de la estabilización: si la política económica demuestra consistencia, el peso podría seguir firme. Si aparecen dudas, la dolarización defensiva volverá a escena sin pedir permiso.