Lázaro Báez, el empresario condenado por lavado de dinero en la causa "la ruta del dinero K", volverá a prisión común por orden del Tribunal Oral Federal N°4. Esta decisión pone fin a una rutina discreta en su domicilio, marcada por escasas visitas y actividad en redes sociales tras la confirmación de su condena por la Corte Suprema en mayo. El fiscal general Abel Córdoba solicitó el traslado, y los jueces Costabel, Palliotti y López Iñíguez accedieron.

Báez, quien portaba una tobillera electrónica, era visto habitualmente en el jardín de su casa frente a la costanera o recibiendo envíos. Curiosamente, la expresidenta Cristina Kirchner, quien busca también una prisión domiciliaria tras su condena en la causa Vialidad, ha visitado varias veces su chalet cercano en Chacras. Ambos estuvieron unidos por negocios y transacciones inmobiliarias reveladas hace más de una década.

Vecinos señalan que Báez recibe pocas visitas. Aunque el traslado al sur se justificó por cercanía familiar, su relación con sus hijos es tensa debido a problemas económicos y rencores. Su hijo Leandro confirmó un vínculo esporádico, responsabilizando a los abogados y a su padre por su propia condena. No obstante, su hijo de 14 años ha visitado a Báez.

Otro hijo, Martín, también condenado, cumple libertad condicional en Río Gallegos, donde viven sus hijas Melina y Luciana, y su exesposa Norma Calismonte. Báez rehízo su vida con Claudia Insaurralde, a quien conoció en prisión.

Desde que su condena quedó firme, una cuenta de Facebook a su nombre ha intensificado su actividad, con publicaciones sobre "La injusticia de la justicia", mensajes favorables al Partido Justicialista y referencias a Néstor Kirchner. La cuenta, que lo presenta como "Presidente de Austral Construcciones SA", recibe apoyo de militantes peronistas y exempleados.

La vivienda de Báez en El Calafate, otra de sus propiedades casi deshabitadas, es una construcción de dos plantas con seguridad privada, donde alguna vez se leyó la inscripción "Korruptos". Con vidrios polarizados, la casa no revela actividad interior. Desde 2021, cuando aún cumplía arresto domiciliario en Buenos Aires, su figura se ha desdibujado, aunque su nombre sigue asociado a la corrupción en Argentina.