El ex presidente comparó los episodios de ayer con lo sucedido en 2017 en su gobierno. "El PRO no permitirá que los matones ocupen el lugar de la República", aseguró
Mauricio Macri comparó los incidentes violentos de ayer frente al Congreso con los acontecimientos de 2017 durante su mandato, señalando que ambos intentos tenían como fin desestabilizar al Gobierno.
Macri rechazó el uso de barras bravas en la protesta, acusando a los manifestantes de provocar y victimizarse para generar caos.
El expresidente recordó cómo en 2017, durante la reforma previsional, barrabravas y militantes intentaron crear un clima de violencia para desestabilizar su gobierno.
Macri defendió la acción policial y afirmó que desde el PRO no permitirán que "los matones" interfieran en la democracia.
La movilización en apoyo a los jubilados terminó con 124 detenidos y 46 heridos, entre ellos el fotógrafo Pablo Grillo, quien permanece en estado crítico tras recibir un golpe con una cápsula de gas lacrimógeno.
La protesta de los jubilados, que se realiza todos los miércoles, se tornó violenta cuando barras bravas de diferentes clubes de fútbol y militantes políticos se unieron a la movilización. Estos grupos, que se sumaron principalmente en apoyo a los reclamos por las pensiones, provocaron graves enfrentamientos con la policía.
A medida que avanzaba la tarde, se produjo una escalada de violencia: los manifestantes rompieron baldosas, usándolas como proyectiles, incendiaron contenedores de basura y, lo más grave, prendieron fuego un patrullero de la Policía de la Ciudad. Las fuerzas de seguridad respondieron con balas de goma, gases lacrimógenos y camiones hidrantes, tratando de dispersar a los manifestantes.
Macri calificó de "delincuentes organizados" a los participantes de los disturbios.
El Ministerio de Seguridad desplegó a las cinco fuerzas federales en el lugar para intentar controlar los disturbios. Al final de la jornada, se registraron 124 detenidos y 46 personas heridas, incluidos tanto manifestantes como efectivos de las fuerzas de seguridad. Entre los heridos destaca Pablo Grillo, el reportero gráfico que recibió un golpe de gas lacrimógeno en la cabeza y está internado en estado crítico.
El expresidente Mauricio Macri utilizó su cuenta de X para condenar los enfrentamientos, comparándolos con los incidentes ocurridos en 2017 durante la reforma de la ley de movilidad jubilatoria. Según Macri, en ambos casos, la violencia buscaba desestabilizar al gobierno y crear una imagen de caos para interrumpir el orden democrático.
Macri recordó cómo en 2017, durante las protestas contra su gobierno, los manifestantes actuaron con "piedras, palos y bombas molotov" y acusó a los líderes opositores de coordinar el caos. "El objetivo era derrocar el gobierno, al igual que en 2017", dijo, refiriéndose a los incidentes ocurridos en el Congreso en esa ocasión.
Sobre los recientes incidentes, Macri opinó que los manifestantes, en su mayoría hinchas de fútbol y piqueteros de izquierda, provocaron a la policía para que respondiera con represión. Según él, este "ataque a la policía" es un truco táctico utilizado por los manifestantes para luego victimizarse y presentar la acción como "violencia estatal contra trabajadores inocentes".
Macri defendió la respuesta policial ante la violencia de los manifestantes, destacando que la defensa de las instituciones democráticas y la ley son esenciales. "Los argentinos tienen que saber que el PRO no permitirá que los matones ocupen el lugar de la República", afirmó, haciendo hincapié en que su partido repudia el uso de la violencia como medio para hacer política.
En cuanto a las detenciones, Macri manifestó su apoyo al accionar de las fuerzas de seguridad, aunque se mostró preocupado por los heridos de gravedad. Lamentó la situación y exigió responsabilidad de los manifestantes y sus organizadores.
Por otro lado, la vicepresidenta Victoria Villarruel se distanció de las críticas de Macri y defendió el derecho a la protesta pacífica. A pesar de haber repudiado los hechos violentos, Villarruel destacó que la democracia permite a los ciudadanos expresar sus reclamos. Su postura fue más flexible respecto al uso de la fuerza, considerando que no toda manifestación violenta justifica una represión total.
En cuanto a la oposición política, algunos sectores criticaron la proporcionalidad de la respuesta policial y denunciaron que la violencia estatal podría estar criminalizando las protestas legítimas. Sin embargo, tanto el oficialismo como el PRO coincidieron en que la violencia no tiene cabida en una democracia.
Este episodio se enmarca en un contexto de creciente tensión política en el país, donde las manifestaciones contra el gobierno de Javier Milei han aumentado en los últimos meses. La participación de barras bravas en las protestas ha generado preocupación sobre la radicalización de las manifestaciones y su impacto en la seguridad pública.
Mientras el PRO insiste en la defensa de las instituciones democráticas y el orden público, otros partidos de la oposición mantienen su crítica a la represión y defiende el derecho a la protesta como un mecanismo legítimo de expresión en una democracia. La polarización política sobre la gestión del gobierno de Milei se agudiza con cada enfrentamiento en las calles, y tanto la oposición como el oficialismo se posicionan de manera diferente respecto a las medidas de seguridad adoptadas.
El Gobierno anunció que se seguirán aplicando sanciones a los responsables de los disturbios, en especial a los barras bravas involucrados. Además, se incrementarán las medidas de seguridad en futuras movilizaciones para evitar la escalada de violencia.
Mientras tanto, los sindicatos y organizaciones sociales han confirmado nuevas protestas, lo que podría derivar en más tensiones y enfrentamientos. La situación política sigue siendo volátil, con un panorama incierto sobre el futuro de las manifestaciones y la respuesta del Gobierno.