Los manifestantes reclaman "Una navidad sin hambre", rechazan el ajuste del gobierno libertario y exigen el pago de un bono de emergencia de 100 mil pesos y la distribución de alimentos a los comedores populares.
El Frente de Lucha Piquetero, en el que confluyen más de diez organizaciones sociales, lleva adelante este miércoles una jornada de protesta contra el ajuste del gobierno de Javier Milei en todo el país con más de 500 manifestaciones y cortes repartidos a lo largo y ancho de todo el país.
La Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), encabezada por Alejandro Gramajo, y el resto de las organizaciones que forman parte de esta jornada de lucha informaron que las manifestaciones y cortes se mantendrían en el más absoluto hermetismo hasta último momento con el propósito de evitar el accionar represivo de las fuerzas de seguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.
Y con el correr de las horas quedó en evidencia que el conurbano bonaerense se convirtió en uno de los escenarios clave de la multitudinaria protesta. En tanto en la Ciudad de Buenos Aires, la protesta tiene como epicentro Retiro, desde donde los manifestantes tienen planeado marchar hacia el ministerio de Capital Humano, que encabeza Sandra Pettovello, la responsable del feroz recorte a las partidas alimentarias y el ahogo al que fueron condenados los comedores populares.
La consigna que guía la jornada de lucha es "Una Navidad sin hambre" y las demandas centrales que presentaron son concretas y, a primera vista, modestas: un bono de emergencia de 100 mil pesos como Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y la distribución de alimentos a los comedores comunitarios.
Sin embargo, estas exigencias se proyectan como un símbolo de las fallas estructurales que el sistema económico no ha logrado subsanar.
El deterioro de los ingresos sociales amplifica la resonancia del reclamo. Un informe del centro de estudios Fundar advierte que en el primer año de la gestión libertaria los llamados "ingresos populares" sufrieron un retroceso generalizado, con una única excepción: la Asignación Universal por Hijo (AUH), cuyo rendimiento mostró una muy modesta mejoría.
La magnitud de las caídas en el resto de los ingresos sociales es alarmante. El programa Potenciar Trabajo, rebautizado Volver al Trabajo, sufrió una contracción del 46%. La Tarjeta Alimentar cayó un 16%, mientras que el Salario Mínimo Vital y Móvil retrocedió un 28%. Los docentes tampoco escaparon a la merma: la paritaria nacional cayó un 29%, los salarios universitarios un 25%, y el salario de los docentes de nivel inicial se desplomó de manera proporcional.
A estos indicadores se suman otros signos del deterioro. Las jubilaciones mínimas, aún con los bonos incluidos, cayeron un 16%, mientras que las superiores a la mínima lo hicieron en un 25%. Incluso los asalariados del sector privado formal, que suelen resistir mejor los embates económicos, vieron una disminución promedio del 8% en términos reales.