El gobierno de Neuquén pide cautela y dicen que tampoco serán suficientes las escuelas.
Vaca Muerta es una llanura que parece efectivamente inerte, pero que cobija el futuro del país debajo de sus suelos. Esta imagen no es exagerada. Está apuntalada por los números y proyecciones del negocio energético, que ya está dando frutos en velocidad. Vaca Muerta cubre casi la totalidad de la provincia de Neuquén, parte de Río Negro y del sur de Mendoza. Solo está "tocado" por la actividad industrial el 8% de toda esa superficie.
Dentro de esa cuenca gasífera próspera se asientan reservas de shale y gas para 300 años. Las compañías que operan en el área, con YPF a la cabeza, saben perfectamente que si se hace lo correcto y las condiciones políticas acompañan, la Argentina se enfrenta a la posibilidad histórica de modificar su matriz exportadora: en muy pocos años podrá pasar de vender soja, aceites y sus derivados a venderle al mundo primordialmente combustibles.
Por la transición hacia el fin de las energías fósiles, hay una ventana acotada de tiempo para sacar el shale (30 años como máximo) y el gas (50, a lo sumo). Es por esa razón que existe una demanda creciente de puestos de trabajo. No solo empleos directos para el sector, sino para todas las actividades que se derivan de ese vertiginoso movimiento económico. La localidad de Añelo, que se asienta plenamente sobre el yacimiento, ha pasado de ser un lugar de olvido, habitado por 6.400 personas según el último censo, a una tierra prometida que recibe migrantes de modo incesante e inquietante.
En el área donde se asienta la localidad hubo un fortín de defensa de la campaña argentina conocida como Conquista del Desierto, desde 1879 hasta 1883. Luego, Añelo fue fundada oficialmente el 20 de octubre de 1915. Todavía se encuentra en pie la oficina de Correos y Telégrafos en un rancho de adobe que data de 1880.
El significado de su nombre varía según los autores. Alberto Vuletín dice que proviene del mapudungun y significa médano de la amenaza. Para Félix San Martín también proviene del mapudungun, pero significa el paraje o lugar del muerto. Otra acepción lo enlaza a un vocablo Picunche que significa paraje olvidado o ciénaga de la muerte, "debido a que los soldados comandados por el Sargento Ávila dieron muerte, en 1879, a Baigorrita, quien era considerado el último indio Ranquel".?
Sobre toda esa historia, que permaneció indiscutida por años, intentan asentarse cuatro familias por semana, según datos oficiales. La mayor parte provienen de Mendoza, Tucumán y Salta. El ingreso de profesionales de otros países también viene en aumento, sobre todo de Venezuela. En el Gobierno de Rolando Figueroa celebran esa proyección, pero también piden cautela: "En fenómenos de este calibre, también del mismo calibre son los problemas", aclara uno de los asesores del gobernador. Figueroa se desdobla en escenarios múltiples. Cree que ese flujo migratorio debería ser ralentizado.
Otro escenario delicado tiene que ver con la permanente aparición de reclamos de tierras por parte de comunidades que de un día para otro dicen pertenecer al pueblo mapuche y pretenden derechos sobre tierras productivas. "Ese es el verdadero problema de Vaca Muerta", aporta el empleado de una operadora que dialogó con Clarín, durante una recorrida por la zona. "Te paran un pozo con un piquete y al final es más fácil negociar plata que perder todo el dinero que se pierde por tener la producción detenida", grafica.
La semana pasada, el gobernador Figueroa dijo que por la explosión del yacimiento, Neuquén necesita construir tres nuevas aulas por mes en las escuelas. Señaló que cerca de 100 nuevos estudiantes se suman por mes a los niveles primario y secundario.
Podría pensarse que Añelo está floreciendo. Pero la localidad base atraviesa una situación delicada por falta de infraestructura. No hay viviendas. Lo que hay es caro. Pero faltan muchas cosas más.
Está claro que una cosa es el despegue industrial o el futuro promisorio del GNL y otra el riesgo de un crecimiento desordenado, sin red de contención, con impacto social incierto. Una cosa es el mundo de los yacimientos donde operadores como YPF asisten a una etapa, ya no de expectativa, sino de pleno negocio consumado y en vías de hacerse cada vez más eficiente. Pero otra cosa diferente es lo que ocurre más allá -responsabilidad en buena medida de la política- en los asentamientos urbanos que están dejando ser pueblos a secas.
En los últimos días, Clarín visitó Vaca Muerta para entender los contrastes. El boom del shale es una realidad. El despliegue de YPF sobre la zona de Loma de la Lata resulta espectacular por escala y tecnología, con 14 pozos operativos. Vaca Muerta no duerme, en un movimiento constante de camiones que transportan arena para el fracking, geologos y operarios que se desplazan con sincronía e idoneidad y empleados calificados que impulsan una explotación sostenida y al mismo tiempo controlada. Se trabaja con la sensación de que ha llegado el tiempo del "ahora o nunca" y cuando se explica lo que aquí sucede, se hable con un experto o con un empleado raso, impera la idea de que esto es "importante para el país". Es el lado A. El lado B es otro cantar.
"Añelo te moviliza 25 mil vehículos por día. Son 50 mil personas, que no pueden ser contenidas", dice Fernando Banderet, el intendente de la localidad. La prensa nacional la llegó a proyectar con los niveles de desarrollo de un emirato petrolífero, pero nada de eso se ve. "El trabajador que viene de Neuquén -sigue Banderet- viaja, trabaja y vuelve a viajar. El panorama es de una migración atroz de gente. El primer semestre recibimos 1048 nuevas familias. Fue la ciudad que más creció en todo el país. El censo es mentiroso: hoy superamos los diez mil habitantes".
Banderet acepta que la publicidad que se le hace a los récords de producción y la inversión de las operadoras genera una esperanza de llegar y trabajar. "Ven una luz, una proyección de vida. Una esperanza para sus hijos. No podes frenar a la gente. Pero cuando llegan la realidad es otra: el trabajo no es fácil de conseguir, no hay casas, los alquileres están totalmente elevados, de 400 mil pesos a un millón y medio de pesos. La educación colapsa porque se empieza a sentir la superpoblación en las aulas. Las escuelas quedan chicas. En materia de salud, necesitamos más profesionales. En seguridad, también te llegan los que tiene malas intenciones, los rateros, el narcotráfico", explica el intendente.
En ese sentido, ve como una prioridad el diseño urgente de un plan de ordenamiento territorial. Dice que falta espacio verde, agua, cloacas y, lo más increíble... falta gas. "No puede faltar gas, pero falta. Estamos sobre la meca del gas y parte de la comunidad se sigue calefaccionando con leña y carbón", dice el intendente. La riqueza de Vaca Muerta pasa de largo hasta por la ruta que conduce a Añelo. Clarín pudo comprobar que se arman filas de camiones y camionetas y el camino no pareciera ser el que conduce a un yacimiento que puede poner a la Argentina en un lugar de alta competitividad global.
Según Banderet, la provincia hace coparticipable todas las regalías que se generan a través de las operadoras. "Pero las empresas tienen un compromiso de responsabilidad social que deben acompañar", opina el jefe comunal. "YPF generó entre otras cosas la obra de un nuevo gasoducto para poder alimentar la planta de gas de Añelo. Eso nos da una garantía de contar con gas. Fueron 15 millones de dólares de inversión de YPF. Pero faltan agua, cloacas, falta que la política y las empresas se sienten en una mesa para ordenar esto".
Vaca Muerta, una plata de ShellVaca Muerta, una plata de Shell
¿Qué le diría a aquellas personas que sin trabajo ponen rumbo hacia el sur alentadas por el sueño de prosperidad de Vaca Muerta? Banderet escucha la pregunta y responde: "A la gente, antes de embarcarse en un viaje con una familia, van a padecer problemáticas, que antes de venir se aseguren de contar previamente con un trabajo. Las soluciones habitacionales no son simples y llevan tiempo. Hay esperanza, pero todo lleva tiempo", concluye.