Pese a que roncar no es una patología, supone un problema para muchas personas, especialmente para aquellos que comparten cama con un roncador. Cómo la dieta puede impactar en el sueño y qué se puede hacer al respecto.
Al hablar de alimentos que afectan el sueño, durante años, se ha aconsejado evitar productos lácteos, como el queso, antes de dormir bajo la creencia de que podrían agravar ronquidos o problemas respiratorios. Sin embargo, un estudio reciente publicado en la revista Sleep Medicine, basado en datos de 400,000 personas en el Reino Unido, desafía esta noción y presenta una perspectiva novedosa.
Según los investigadores, "los resultados revelaron una asociación inversa significativa entre el consumo de queso y el riesgo de apnea del sueño, lo que indica que una mayor ingesta de queso se asocia con una probabilidad reducida de desarrollar el trastorno".
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Además del queso, una dieta rica en verduras puede reducir el riesgo de apnea del sueño hasta en un 20%. Esto se atribuye a que una alimentación saludable disminuye la inflamación corporal y ayuda a controlar el peso, factores cruciales en la apnea obstructiva del sueño. Si bien se necesitan más estudios para confirmar estas relaciones, los hallazgos ofrecen indicios prometedores sobre cómo la dieta influye en la calidad del descanso.
"En la apnea se da una obstrucción de la vía aérea superior que provoca una disminución del área de paso", explica la médica especialista en neurofisiología clínica, directora del Instituto Neurocognitivo Incia y coordinadora de la Unidad de Trastornos del Sueño, Mari Ángeles Idiazábal.
La doctora recuerda que "gran parte de los pacientes que roncan padece apneas, muchas de ellas no diagnosticadas pero que se dan en el 10% de los hombres y el 5% de las mujeres, y que consisten en una obstrucción total de las vías respiratorias durante más de diez segundos".
Si bien la alimentación no resuelve por completo los problemas de sueño, ciertos hábitos pueden marcar una diferencia:
Roncar frecuentemente puede implicar dormir con la boca abierta, lo que lleva a inhalar aire frío y seco. Esto puede provocar sequedad en la garganta y reducir la producción de saliva, esencial para la digestión. Para prevenir estos problemas, es clave mantener una dieta balanceada, con alimentos que favorezcan la digestión:
Adoptar estos hábitos alimenticios no solo mejora el sueño, sino también la calidad de vida en general.